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Hace mucho que me propuse hacer de MEA CULPA una trilogía teatral, no obstante, del propósito al hecho tuvieron que pasar algunos años. 

Después de más de 200 representaciones de MEA CULPA y cerca de 50 de CHUTA PRESIDENTE; finalmente creo haber obtenido “los insumos” que hicieran de esta historia lo que buscaba reflejar, no sólo acerca de Chuta, sino de estas sociedades humanas que a lo largo y ancho del planeta han caído en un hondo abismo de intolerancia, violencia, ignorancia, mediocridad, desesperanza y sabrá Dios cuantos calificativos más. 

En algunos documentos se dice que la crisis del ser humano no es política, ni económica, ni moral etc… sino usa crisis de conciencia. El conocimiento de nuestra verdadera naturaleza y propósito de nuestra existencia fue “enterrado” desde hace miles de años por quienes solamente tuvieron interés en el poder, y no es sino hace apenas unas décadas, que muchas personas se han interesado en desenterrar y divulgar lo que ya sociedades antiguas consideraban un hecho. 

Sócrates afirma que el secreto del cambio está, no en luchar contra lo viejo, sino en construir lo nuevo, pero, ¿Cuántos protestamos frente a la corrupción y la injusticia para luego instalarnos cómodamente en nuestros hábitos de consumidores de placeres?

Según estudiosos de la física cuántica y la espiritualidad existe otra versión de la realidad, una realidad en la cual las profecías de guerra, terremotos, tempestades y destrucción dan paso a la justicia, la paz y el amor universal. ¿Nos ocupamos cada día en construir esta realidad?

¿Seguiremos dejando en “manos de Dios” nuestro destino, ignorando que Dios está en cada uno de nosotros? ¡Sepa Dios!

Felipe Acosta

Sinopsis:

“SEPA DIOS” es la tercera parte de la trilogía que inicia con “MEA CULPA” y continúa con CHUTA PRESIDENTE. “Ella” es una poeta cocainómana que está siendo perseguida por sicarios en motocicleta debido a haber presenciado el asesinato de un activista de la resistencia. En la huida desde su lugar de residencia en el atlántico hondureño, llega hasta Tegucigalpa y se refugia en la “casa de Chuta” quién la descubre e intenta correrla. En ese intento llega a simpatizarle hasta el punto de intentar ayudarla.